viernes, 14 de diciembre de 2007

¡Sonamos Muchachos!

De tanto cavilar me voy sintiendo como un personaje de Mafalda, empieza a invadirme una extraña visión de mundo y llego a preguntarme, como hacía ella (o Libertad, no recuerdo bien) si es que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas. No en un afán de volverme fatalista, ni obsesiva con la sobre población del mundo o la paz como era común en esa pequeña criatura que nos regaló Quino, sino en un intento de entender un poco a la sociedad, o a la humanidad debiera decir. Es que en esta pensadera voy extrañando a un par de pichurros de 12 años, sentados en una acera, llenos de tierra, tomando del pico del mismo refresco, y hablando de cualquier cosa:

Pichurro a) Chamo, déjame el fondito, ¡no seas rata!

Pichurro b) Tranquilo vale. Mira, ¿hablaste con Sofi?

Pichurro a) No vale, es que me da burda de pena decirle que me gusta. Creo que me va a rebotar.

Pichurro b) No te vayas a poner como el bobo de tu hermano que como ya es “grande” y que se tomas unas cervezas y le cae a todas las chamas.

Pichurro a) Estás loco chamo. Nada de eso, además la cerveza sabe horrible no se ni cómo se la toman.

En eso se les fueron las tardes a ese par de pichurros, y no pretendo sonar como una abuela pero desde donde los estoy escuchando ahora suenan así:

a): Marico, ¿por qué no estas bebiendo?

b): Es que estoy tomando antibióticos pana.

a): Siii, segurooo. Que mentira más chimba, eso es que la cuaima te tiene sometido.
b): ¡ah pues pajuo! ¿Cómo que sometido?, Sí aquí el que manda soy yo, yo tomo cuando me de la gana.

a): Esa seguro te tiene amenazado, y si bebes, no te da nada esta noche.

b): Jah! Ella se lo pierde, ni que fuera la única.


Y en esa última frase se me despierta Mafalda, que no lo pudo haber dicho mejor: "¡Sonamos muchachos! ¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!"